Acusación a Eric Cisneros en la Mañanera
ACERTIJOS por Gilberto Haaz Diez
Esas preguntas de la mañanera presidencial, alguien las programa y las manda a hacer. Pasan el filtro de Jesús Ramírez Cuevas, poderoso jefe de prensa de AMLO, y entonces se la dan a alguien que por allí se dedica a esas preguntas, esta vez fue una mujer.
Reportera: Señor, otra pregunta, no sé si usted sabe que el estado de Veracruz está tapizado de publicidad con espectaculares y bardas con la imagen del secretario de gobierno, Erick Cisneros. Si juntamos los que han colocado las corcholatas presidenciales no le llegan a los que ha puesto él. ¿Qué le parece esto?
AMLO: ¡Pues está mal! ¿Qué tiene que hacer un secretario de gobierno haciéndose publicidad? Si quiere ser candidato que renuncie a su cargo… y eso, que habría que ver si son los tiempos que dictan los partidos, que deciden los partidos.
Eso no es más que Fuego Amigo. Avalado desde Palacio. Una muestra. Hace nada se reunieron en Coatzacoalcos con Rocío Nahle, el presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso local, Juan José Gómez Cazarin, junto con Zenyazen Escobar García, Eleazar Guerrero Pérez y José Luis Lima Franco. La foto los muestra a los cuatro con la Chio en medio, todos sonrientes. El del Congreso trae una camisa tipo huipil emulando a la Xóchitl Gálvez. Faltó Cuitláhuac, pero por ahora no puede aparecer. Es muy cierto, Eric Patrocinio Cisneros Burgos tapizó el estado con sus espectaculares de su ‘afrojarochismo’, Yo Mero al despertarme y salir a la calle, en la orizabeña Poniente 8 hay uno gigantesco, le doy los buenos días y le deseo suerte. Y en los autobuses de los Castelán y otros, tapizó de publicidad, un poco más que la Sheinbaum, que tampoco canta mal las rancheras. Eric no tiene temor, dice que son los tiempos de la Cuenca. Ingeniero agrónomo egresado de la Universidad de Baja California. Su lugar de nacimiento es variable, algunos lo ubican como nacido en Tierra Blanca, un día de septiembre de 1965. Otros dicen que nació en Novara. Pero ahí anda, buscando la candidatura al gobierno de Veracruz, como el ‘afrojarocho’ que la exige y pide. Y quiere ir a la consulta, a las encuestas.
AQUEL GRAN PORFIRIO
Del gran Porfirio Muñoz Ledo necesitaríamos tres libros y no una parte de una columna, para exaltar y nombrar algunos de los sucesos donde su paso de político engrandeció a esta nación. Desde aquel rompimiento con el PRI para formar la Corriente Democrática, cuando al lado de Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Navarrete, Rodolfo González Guevara y unos más, donde llevaban a Andrés Manuel López Obrador como el que iba por los chescos, desde ese día hasta su encumbramiento como diputado federal, senador, hombre de Gabinete. Histórico dirigente y artífice del cambio, sin él la política en México hubiera tomado otros rumbos y derroteros. Algunos comparan que solo él y el maestro Jesús Reyes Heroles fueron grandes pensadores y políticos. Diputado y senador, presidente de los dos partidos nacionales: PRI y PRD, secretario un par de veces, de Trabajo y Educación, el mismo sitio donde se sentó Vasconcelos y una vez humilló ese sitio la maestra Delfina Gómez, que no tenía el perfil para ese gran cargo, como tampoco lo tenía la del Trabajo, que ocupó la silla del gran López Mateos. Porfirio navegó por aguas turbulentas. Pero jamás se arredró. A Zedillo, en pleno informe le plantó aquella frase del Juramento de los Reyes de Aragón. Porfirio, de su ronco pecho, en pleno Congreso dijo a Zedillo: “nosotros, que cada uno somos tanto como vos y todos juntos valemos más que vos”’. Emulando aquel original de los Reyes de Aragón. “Nos, que somos y valemos tanto como vos, pero juntos más que vos, os hacemos Principal, Rey y Señor entre los iguales, con tal que guardéis nuestros fueros y libertades; y si no, no”. Hoy lo llevan a enterrar. Al final de su vida riñó con el presidente AMLO y se desencantó de su política, sobran los testimonios y las críticas. Porfirio debía tener un funeral de Estado, como lo tuvo Churchill, pero hoy, caído de la gracia del señor y del poder, apurado irán sus amigos a despedirlo. Algún día una estatua de ese gran hombre arribará en Ciudad de México, cuando cambien los vientos y estos se vayan. Descansa en paz, gran Porfirio.