DIA TRES ESPAÑA
Amanece y comienza mi caminar. Ayer nos estrenamos visitando la señera tienda El Corte Inglés, donde dan a los extranjeros un descuento adicional. Iba uno de mis nietos por una raqueta de Padel, deporte creado en Acapulco a mediados de los 70s, lo vio Alfonso de Hohenlohe en su casa de Corcuera y lo llevó a España y lo propagó al mundo con dos canchas de ese deporte en Marbella, el deporte de moda que se le copia al tenis, pero del cual seguro no saldrán ningún Roger Federer o Mc Enroe o ahora el alicaído Carlitos Alcaraz. Estaban en promoción y buenas marcas. La tienda ya huele a Navidad, decorada en su totalidad, la mejor de España.
Aún no abren las cafeterías, comienzan a las 9, pero ya veo los repartidores de productos como la naranja y los plátanos de la Canaria. Paso a la iglesia del Carmen, echo una rezada y pido por los enfermitos. Enciendo un foco que ahora simula una vela, mediante su respectivo euro y rezo mi Padre Nuestro que estás en los cielos.
Los extranjeros pululan pidiendo un apoyo en las mesas cafeteras. Aun no veo a los manteros, esos afro europeos que tienden al suelo sus camisetas y bolsas piratas y relojes y perfumes y, cuando ven llegar a la policía huyen con solo jalar las cuatro cuerdas de sus mantas y desaparecen como por arte de magia, como Houdini, o como el papá del Checo Pérez que le huyó a Morena. Serán mañanas frías, anoche llovió y dicen los conocedores que, cuando llueve, el frio se va, pero nada. Aquí sigue.
Tomo mi primer café y hablaré pronto de los precios, este vale 2.80 euros que, multiplicado por dos dan 56 pesos mexicanos. Pero en Madrid hay lugares donde se puede comer bien de todos los precios, por ejemplo en el Mesón del Jamón, una morcilla y una ración de jamón, que dicen es Jabugo pero lo dudo, con su vino de casa, 20 euros. Igual te encuentras un sitio de paellas baratos, claro hay que ir al Landó, que es de primera división o a Casa Lucio, que es como La Parroquia de Veracruz que, si vienes a Madrid, chulona mía, y no vas a Lucio es como si no hubieras venido por los huevos rotos clásicos. En Plaza Sol, donde se encuentra su Ayuntamiento, aquí llamado Presidencia de la Comunidad, una gran grúa comienza a elevar el árbol navideño, quizá igualando un poco al legendario que fijan en el Rockefeller Center, aunque aquel neoyorkino es único.
RUMBO AL SANTIAGO BERNABEU
Es la tarde del día sábado. Venimos, entre otras cosas, al juego del Real Madrid, porque Fer nunca los ha visto en el Bernabéu. Un estadio que modificaron y está casi nuevo, aunque todavía con muchas deficiencias. Conocedor de su sistema, nos aplicamos y partimos temprano, dos horas de anticipación. Un Uber nos lleva.
Por lo regular cierran la calle aledaña a La Castellana y hay que irse a pie unas dos o tres cuadras. El Metro es eficientísimo, te deja enfrente de la puerta del estadio. Pedro, el Consierge del hotel nos consigue siempre buenos tiquetes, que algunos socios le prestan y se compran. Al llegar te embelesas de la belleza del estadio.
Según se escuchó un tiempo estaba en el equipo un yerno arquitecto y el mismo Carlos Slim. Costó la remodelación 575 millones de euros, las obras se iniciaron en 2019, ganaron algo más de localidades, unas tres mil y caben ahora 81 mil personas sentadas. El estadio está casi techado, con un domo bello, asientos nuevos y la grama parece un campo de golf. El chofer del Uber nos presumió que era militar el ejército, y nos mostró una foto con el rey Felipe, antes otro nos presumió que era amigo de los del Real Madrid, sobre todo de Vinicius. Le falta al estadio la total remodelación de su entorno. Es decir, sales a los baños y solo hay una pinchurrienta taza y cuatro de los baños portátiles que se usan en las ferias de pueblo. Al ir al baño, una gran cantidad perdimos ver dos goles, porque la fila era enorme y entraban uno por uno. La porra y su afición de primera.
Los puestos de bebidas y comidas, casi nada. No venden ya licores ni cervezas, prohibidas porque luego se alocan y se ponen violentos. Bebidas solo de refrescos, de comida palomitas y las pepitas, un pan con tortilla española. Aún les queda un buen tiempo para tener sus baños de primera. Pero la taquilla está llena. No son baratos los boletos, oscilan entre los 65 euros hasta los de 155, que en pesos mexicanos son 3,100 pesos, siempre y cuando no te agarre la reventa. Un socio se quejó que en el palco de honor, donde está Florentino Pérez, ahí si hay chupe, de champaña para arriba, cosas de los picudos. El juego no vale la pena relatarlo, seguro muchos mexicanos lo vieron, Real Madrid ahora es una máquina más o menos bien aceitada, va en segundo lugar de la tabla, les faltó el inglés Jude Bellingham, la estrella ahora, que lleva 10 goles en 11 partidos, no alineó, debe andar tocado, pero no se extraña a Benzema, para nada. Con Vinicius y los brasileños, ingleses y franceses de color, ese equipo está para ir por la 14 orejona de la Champions. Salimos en tropel y al Metro, a tomar la ruta del Santiago Bernabéu a Tribunal y de ahí a Sol y al hotel, a echar la meme y soñar con ese Real Madrid de campeones.