Ese DIF Orizabeño (Hugo Chahin Kuri)
Columna ACERTIJOS por Gilberto Haaz Diez
Por asuntos de la patria, y porque así se requirió, hace unos días, cuando los fríos estaban muy duros en esta zona de las altas montañas, recurrí a una llamada de auxilio con Hugo Chahin Kuri, quien cobra sus quincenas como presidente del DIF municipal, invitado por el alcalde de Orizaba, JM10. Sucede que un pobre hombre, anciano y con problemas de salud, estaba durmiendo en la calle y esa noche quien sabe si aguantaría el frio. Llamé a Hugo y rápido le enviaron una ambulancia a prestarle ayuda. Se agradeció el gesto humano. El DIF orizabeño le cumple a la ciudadanía, y muchas veces a la región. Hace nada también le pedí otro auxilio, sucede que mucha gente pobre está padeciendo de cáncer, y son atendidas en el IMSS, pero al salir no tienen luego para sus pañales y algunos medicamentos. Hice una coperacha entre mis cuates y le dimos una dotación, pero por estar inmóvil esta señora requiere un poco más de ayuda. Hugo tendió la mano. En herencia a la labor de su padre, que fue un buen alcalde de Orizaba y que ahora, desde Aopac, la asociación que brinda medicamentos con cáncer para los niños que llegan al hospital regional, y que con apoyos y los fondos de utilidad que da el trenecito santanderino, llamado Chipi Chipi, ahí van fondeando cómo se puede, que es bastantito. La gente pobre no debía sufrir de cáncer, se me ocurrió pensar en la mañana, necesitan mucha ayuda y no cuentan con los recursos suficientes. Qué Dios los cuide y que el mismo Patrón siga iluminando a Hugo Chahin Kuri para brindar ayuda. Y sane a los enfermitos. Se agradece
LOS DESTERRADOS NICARAGUENSES
La pandilla que tiene secuestrada Nicaragua, el par de esposos rufianes, Daniel Ortega y su señora, Rosario Murillo, vicepresidenta, han tomado por golpe de estado, apoyado por los militares y unos 10 países comunistas, entre ellos la Rusia de Putin, la Venezuela del otro dictador, Cuba y amigos que los acompañan, afortunadamente, México, que les apoyaba, ya medio se deslindó por conducto de Marcelo Ebrard y condenó algunos hechos. Sucede que tenía en la cárcel a 222 disidentes, entre ellos líderes estudiantiles, políticos opositores y curas. Le valía. A este rufián le hace falta que Estados Unidos le aplique la ley que le aplicó al panameño cara de piña, Manuel Noriega, y le entren un día para mandarlo a pasear a alguna cárcel gringa. Hace no mucho Ortega los sacó a todos de la cárcel, eran 222, pero el cura no quiso subirse al avión, dijo que él se quedaba para representarlos a todos y lo metieron a la cárcel. En el vuelo que iba a Washington, Daniel Ortega les retiró la nacionalidad, dejaron de ser nicaragüenses, países como España y otros democráticos les ofrecieron asilo y pasaporte y nacionalidad. Un líder estudiantil, al que hoy le entrevistan en el diario El País, dice que “Ortega tendría que liquidarme para que yo deje de ser nicaragüense”. Eso me recordó a aquella anécdota de Napoleón. Sucede que el buen Napo guerreaba contra el Vaticano y el Papa, cuando aquellos tenían ejércitos, hoy tienen ejércitos, pero en los rezos y aquí rezan Helkyn y el padre Marcos y Alejandro Melchor. El Papa mandó a excomulgar a Napoleón, era acción como aquella similitud cuando en una película de la Revolución Mexicana a María Félix, que era La Bandida, se le acabaron las balas y dijo socarronamente: “Miéntales la madre, que eso también duele”. Napoleón, cuando supo que había sido excomulgado mandó llamar a sus artilleros y les dijo que apuntaran dos cañones al Vaticano, los cañoneros pensaban que había enloquecido, estaban lejísimos, a kilómetros, pero así lo hicieron. Los ubicaron y cuando el jefe les dijo abran fuego, lo abrieron. Las balas llegaron a unos 300 metros, la capacidad del cañón, Napoleón entonces les dijo: “Miren, allí donde llegaron esas artillerías, allí me llegó la excomunión de ese Papa”. Asunto concluido. Así aquí con Nicaragua.
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