La batalla por el barrio 

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Por Francisco Reséndiz

 

Hace 15 años la colonia Escandón aún era un barrio apacible. El boom inmobiliario tardaría en llegar, las vecindades convivían en armonía con pequeñas oficinas y edificios de departamentos habitados por familias clasemedieras, periodistas, artistas, actores, pintores, modelos, ejecutivos y adultos jóvenes que iniciaban su independencia.

Tenía su magia vivir en el enclave que va de Avenida Insurgentes a Avenida Revolución y de Benjamín Franklin al Viaducto Miguel Alemán. Kioscos de periódicos, fonditas de comida, pequeñas panaderías, pastelerías, farmacias, puestos de tacos, garnachas y postres, uno que otro mini super, su mercado y hasta los hoteles de paso que le daban un toque especial.

Pero, al igual que decenas de colonias en Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara, y en destinos turísticos de mar y montaña, la pandemia de Covid-19 le dio una estocada de muerte a esa forma de vida. De esa crisis sanitaria surgió un nuevo modelo productivo: el trabajo a distancia.

A grandes rasgos: este modelo de trabajo permitió a grandes empresas -principalmente de tecnología y ventas- reducir sus costos de operación; no gastaban en luz, internet ni un espacios físicos y equipamiento para que sus empleados, con sus computadoras personales, les entregaran los mismos resultados. La ecuación fue más que tentadora para los corporativos.

Ahí surgieron los nómadas digitales, como Teresa, que son personas que se dedican al teletrabajo mientras viajan. Aprovechan al máximo las nuevas tecnologías de información y comunicación y solo necesitan conexión a internet para cumplir sus objetivos de trabajo desde cualquier lugar del mundo.

De acuerdo con las plataformas Statista.com y Mbopartners.com estas personas, principalmente treintañeros, tienen ingresos de hasta 185 mil pesos mensuales -dependiendo del giro de la empresa que los contrate- y provienen principalmente de Estados Unidos, Reino Unido y diversos países asiáticos. Teresa trabaja en una empresa de Inteligencia Artificial.

Ahora veamos el fenómeno con más simpleza: En Estados Unidos el salario mínimo es de 7.25 dólares. Si una persona trabaja 8 horas por día, su ingreso sería 58 dólares. En una semana laboral de 5 días su ingreso serían 290 dólares, al mes mil 160 dólares, o sea unos 22 mil pesos. Pero un nómada digital como Teresa gana mucho más cada mes.

Jóvenes, profesionistas, independientes, que no tienen miedo a viajar y vivir las ciudades a donde llegan. Para ellos -en un ejemplo de media tabla- un sueldo mensual promedio de entre 2 mil 500 y 4 mil dólares representan, en pesos 47 mil 500 y 76 mil. El costo promedio de un departamento en La Escandón es de entre 15 y 30 mil pesos. Teresa, por vivir en un cuarto de vecindad de la calle Murguía, paga 10 mil pesos al mes, unos 520 dólares.

Simple, para una mujer estadounidense, afroamericana, soltera, proyectista de riesgos para una empresa financiera con un área de IA, es más barata la vida fuera de Estados Unidos.

Otro ingrediente es el boom inmobiliario y la especulación de bienes raíces, en este caso en la Miguel Hidalgo. Basta recorrer sus calles para ver decenas de edificios para departamentos de lujo en donde antes había vecindades o casonas porfirianas. El precio de un departamento de lujo, de 120 metros cuadrados, puede alcanzar los 14 millones de pesos.

Y otro ingrediente son los comerciantes locales y dueños de vivienda. El costo de alimentos puede ser hasta 30% más caro que en otras zonas de la Ciudad de México. A mayor demanda, de personas que pueden solventar rentas elevadas y comprar alimentos a sobrecosto hace que la vida en el barrio sea más cara para quienes ganan en pesos.

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Con el encarecimiento de la Escandón, fundada por una familia veracruzana entre finales del siglo XIX y principios del XX y que hoy es vendida por las empresas inmobiliarias como la extensión de La Condesa y la Roma, comienza a generare un desplazamiento sistemático de habitantes originarios, a incrementarse la violencia y a perder su sabor.

Ayer la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, lanzó un ambicioso proyecto para evitar que este fenómeno aniquile la esencia de colonias como la Escandón. Se tratan de 14 acciones para hacer frente a la gentrificación, con rentas justas, razonables y asequibles, que controlaría a plataformas como Airbnb, se fortalecería la vida comunitaria y evitaría el desplazamiento forzado de quienes no puedan pagar una vida en su barrio.

Suena bien. Pero qué le van a decir a los dueños de viviendas y departamentos que ponen en renta, a los comerciantes que aprovechan el poder adquisitivo de los nómadas digitales, a quienes compran y venden propiedades pensando en plusvalía. Es un reto difícil que habrá de discutir la Ciudad de México. Teresa está enamorada de México y no se piensa ir.

RADAR

EL RATÓN está listo para ser en Birdie de esta película, me comentan fuentes diplomáticas.

La Chispa


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