La reacción endemoniada
Acertijos por Gilberto Haaz Diez
Dice la vieja Ley de Newton, que para cada acción hay una reacción igual y en el sentido opuesto. Eso quiere decir que, siempre que un objeto realice una acción como mover, empujar u oprimir otro objeto, este último reacciona devolviendo la misma fuerza. O lo que es lo mismo, no te muevas, Tierra Blanca, que te voy a retratar. Así reaccionó el par del que anda a gusto, Adán Augusto López, que vino a Veracruz a destapar a su pupilo, el famosísimo Cheko Gutiérrez Luna. Su par, el secretario de gobierno de Veracruz, Erick Patrocinio Cisneros, nos imaginamos que por encargo del góber, minimizó la visita de Adán: “Algunos quisieran regresar a ese pasado turbio, por eso se reúnen con personajes muy cuestionados”, y luego por ahí exhiben a uno que otro invitado. En Palacio Nacional y Bucareli acusaron ese agravio mensaje y le dieron curso. Los vientos políticos no favorecen ahora a Veracruz. Algo pasó donde el presidente AMLO mandó la caballería pesada, como en la época de las grandes batallas de la Guerra de Secesión.
EL PADRE INCOMODO O TENER UN PADRE ASI
El tenista Djocovik es un fuera de serie. Pero también es una gente de escándalos. Logra caer mal a mucha gente y luego se queja en las canchas que no logran apoyarlo como lo que es, uno de los mejores del mundo. Hace un año en este mismo torneo de Australia, donde es seguro se corone, hizo su ‘pancho’, porque el muy gandalla no quiso vacunarse contra el Covid y las autoridades le dijeron nones, aquí no entras si no estás vacunado, así seas Superman. Cómo fue, le aplicaron la ley del no-te-entumas y tuvo que irse, todo llorón. Ha realizado otros escándalos. Algún día reprendió a un niño recoge pelotas y otra vez se metió con la gente y en Serbio les gritó: “Chúpenmela”, lépero. Pues ayer su padre, para corroborar aquello de ‘hijo de tigre, pintito’, hizo su show porque con unos amigos apoyó a Rusia en su invasión a Ucrania, que agitaban bandera rusa y con la letra Z, símbolo de la invasión de Putin a Ucrania. En el Abierto de Australia y en todos los abiertos del mundo, los jugadores rusos juegan sin bandera y en la parte donde va su nacionalidad, aparece en blanco, en protesta por la invasión de Putin a Ucrania. Un pelao ruso se coló y metió una bandera de Rusia y otra de Bielorrusia al estadio y lo echaron. El papá, se disculpó y no asistió a la semifinal de su hijo, para no meter ruido, pero antes había dicho del hijo, según el diario El País de España, que era un ‘Espartaco’ y ‘líder del nuevo mundo libre’ (Ahchingao). Señaló que su hijo es ‘un enviado de Dios, un milagro invisible, un Cristo crucificado, un cordero crucificado’ (Doble chingao). A mi mero me cae mal. Prefiero a gente educada y buena como Roger Federer y Rafa Nadal y tantos que por ahí andan, y no a este Serbio majadero, grosero y mamón, al que no tardan y comienzan a derrotar en las canchas los jóvenes de 18 y 20 años que por allí vienen, algunos serán americanos, para que más le duela.
EL LIBRO DEL PRINCIPE HARRY
He terminado el libro del Príncipe Harry. Hay libros, cuando uno conoce las historias, que bien podrían leerse desde el final para atrás. Este podría ser uno de ellos. Lo emocionante está al final, cuando Harry rompe con la Monarquía y se trenza con el hermano a golpes, ese hermano que algún día será rey, y se va de civil con su esposa Meghan a California. Una vida interesante, bien narrada. La historia de esos dos chicos que caminaban con la cabeza baja cuando acompañaban al féretro de Lady Diana, su madre. Termina con la muerte del abuelo y de la abuela reina. Cuando la Monarquía perdió a su longeva reina, la abuela querida de Harry. Y con el escritor que le ayudó a escribirlo, utilizan las frases de Shakespeare (antes de morir, vive), para recordar a la madre ausente, la que no pudieron disfrutar de chicos, la que, una vez, yendo a Paris, Harry pidió al escolta que lo llevaba ir al Puente del Alma, donde su madre falleció correteada por los paparazis, y allí le lloró, cruzando ese pequeño puente donde nadie puede bajarse a dejarle flores, porque no es nada peatonal. Y las visitas cuando llevó a su nueva esposa al santuario donde tienen sepultada a la madre, en Althorp, donde el hermano la llevó desde la Abadía de Westminster para alejarla de esos buitres paparazis, aunque ya permiten visitas. El lugar siempre está lleno de neblina londinense. Pero ahí descansa en paz esa madre que amó a esos dos hijos y que el mundo la amó a ella. La princesa del pueblo.
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