Las Injurias al Preciso
Por Gilberto Haaz Diez
Legisladores de la 4T buscan multar a quien insulte o injurie al presidente AMLO. Esos legisladores, ahora quieren cobrar 4,150 pesos mexicanos de multa, como si te hubieras pasado un semáforo en rojo, a quien injurie al mandatario, y hay otras tarifas para magistrados y funcionarios. Voy al diccionario: “Injuria: hecho o insulto que ofende a una persona por atentar contra su dignidad, honor, credibilidad, etc., especialmente cuando es injusto”. Aquí habría de haber una interpretación, porque cuando es justa debe pasar como buena. Por ejemplo, ahora que AMLO le dio El Águila Azteca al dictador sanguinario cubano, Díaz-Canel, una buena mentada a lo lejos, por ese acto, no debía cobrarse porque es justo el reclamo, es algo justo, no injusto. Otra, las tarifas debían ser de acuerdo a las zonas y territorios mexicanos. Por ejemplo, una mentada o un insulto o injuria en Alvarado debía valer menos, más o menos la mitad, porque allí ese es su lenguaje cotidiano, hablar con puras leperadas.
Ultima hora. El presidente AMLO en la mañanera dijo que no estaba de acuerdo con esa jalada. Qué la vetaría. Está bien.
LA QUE NO LES GUSTO
La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la legitima, no la balín mexicana, dictó una Resolución Histórica sobre México. Apanicó al presidente y al canciller Ebrard. Violar normas o convenios internacionales, no nos hacen ser un buen país que cohabita con los mejores de la tierra. La sentencia obliga a derogar la inconstitucional figura de arraigo y a revisar el actual esquema de la aplicación de la prisión preventiva oficiosa para evitar abusos a los Derechos Humanos. Este gobierno ha utilizado esas dos herramientas como si fueran el pan nuestro de cada día. Violan los Derechos Humanos, lo mismo en el altiplano que en Veracruz, donde tienen desde hace tiempo sus presos políticos, como los tiene Cuba, aplicando la figura de ‘ultrajes a la autoridad’ y prisión preventiva. Sobran casos. Sobran hombres y mujeres que viven en Pacho Viejo como si esta fuera una dictadura nicaragüense. Pero allá ellos, ya les queda poco tiempo dice Héctor Yunes, y entonces irán por ellos, con la misma vara que midieron serán medidos, me dijo un político que ya desenterró su hacha.
EL GRAN VARGAS LLOSA
Todos los escritores, todos, los latinoamericanos y los del mundo, en sus incipientes carreras, cuando apenas tenían para comer y mal vivir, querían ir a París. Vivir allí entre la pobreza, porque sabían que París nutre a las letras. Allí han nacido los grandes y allí abrevaron todos. Gabriel García Márquez deambuló pobre y hubo noches por el Barrio Latino, que no tenía ni donde dormir ni comer. Una vez, como lo confundían con argelino, quiso que lo detuviera la policía caminando por el Sena para poder tener un techo y algo caliente en el estómago. Luego triunfaron y las casas donde les dieron cobijo, a García Márquez casi nada le cobrara la dueña, las casas tienen una placa mostrando que allí vivieron, cuando ya la gloria los había alcanzado y el Nobel estaba en su escritorio. Vivió en el modesto Hotel de Flandre, hoy Des 3 Collèges, en cuya buhardilla con vistas a la Sorbona escribió ‘El coronel no tiene quien le escriba’. Vargas Llosa, por igual. Cierta vez dijo: “Descubrí que los franceses habían descubierto la literatura latinoamericana antes que yo”. Ahora sorprendió al mundo que el peruano fue galardonado con su ingreso a la Academia francesa, que fundó Richeliu en 1635, y eso lo pone al lado de Voltaire, Montesquieu, Víctor Hugo y Alejandro Dumas, que forman parte de ese glorioso salón de la fama. Es el primer escritor mayor de 75 años en ingresar desde 2010. Los académicos franceses tienen su puesto de por vida. El último ocupante del número 18, que ahora le pertenece a Vargas Llosa, fue el filósofo Michel Serres, quien estuvo entre 1990 y 2019, año de su muerte. Es el quinto Premio Nobel en llegar a ese recinto y olimpo de los dioses de la literatura, latinos, ninguno. Vargas Llosa ha dicho “Me gustaría que la muerte me hallara escribiendo”. Cuando le dieron la bienvenida, aseguró que “La novela salvará a la democracia o será sepultada con ella y desaparecerá”. Le acompañó a recibirlo, su amigo el Rey Emérito Juan Carlos de España, y su hija, Cristina de Borbón. Por la noche se fue a cenar con el presidente Macron y el Rey y el escritor Javier Cercas. Quien lo recibió en la Academia, le dijo: “Querido Mario Vargas Llosa, está usted en su casa, en nuestra tozuda tribu de efímeros inmortales”.