Eric Cisneros segunda llamada
ACERTIJOS por Gilberto Haaz Diez
Como en las obras de teatro, cuando se está a la espera de la tercera llamada, tercera, para que el show comience, así han sido las dos mañaneras que el presidente AMLO le ha enviado con cariño sendos mensajes desde Palacio Nacional a Eric Cisneros. Alguien envía a hacer estas preguntas. A la mañanera solo van quien Jesús Ramírez deje entrar y pase el filtro y, cuando le hacen preguntas por Veracruz, ya saben contra quien van dirigidas, así han sido las de la Torre que desvía el norte para Coatzacoalcos, como contra otros personajes veracruzanos. Pero a Patrocinio ya van dos rejones que le clavan, los dos en contra, ninguno a favor. En el primero, el presidente le llamó a que retirara sus panorámicos, que eran un madral, diría la Xóchitl, y los anuncios en el transporte público, que eran muchísimos. Algo se hizo, poco a poco quitaron algunos, no todos. Pero, de repente, un volador tipo parapente se mostró por los cielos del mar de Veracruz y Boca del Rio y en sus alas llevaba el nombre y el apellido de Eric Cisneros, él debe defenderse diciendo que los cielos no se los vetaron, solo los panorámicos y los camiones. Pero entonces, ahí fue quien lo acusó a Palacio y el presidente le volvió a revirar en la segunda llamada, dijo así, con inspirado acento, como en el Brindis del Bohemio, que “no deben hacer eso, tiene un efecto de boomerang, si quiere hacer algo, en este caso, si renuncia ya, en esta semana, y se va casa por casa 10 meses va a visitar un promedio de 150 casas diarias. Se va casa por casa por 10 meses, va a visitar un promedio de 150 casas diarias en la mañana, descansa y en la tarde otra vez casa por casa diciendo: “soy Eric, aspiro a algo, todavía no es tiempo, pero quiero servir, aquí les dejo este volante y ya, y a otra casa y a otra y otra, 150 casas diarias, no va a dormir a pierna suelta, se va a cansar, pero va a estar muy fortalecido moralmente”, dijo. Tan, tan.
NO ESTABA MUERTO
El titulo podría haber sido: no estaba muerto, andaba de parranda, o los muertos que vos matáis gozan de cabal salud. Cosa rara. Ayer una gran mayoría de medios nacionales serios, anunciaron la muerte de José Luis Perales, a los 78 años. En seguida en las redes sociales la gente comenzó a expresar sus condolencias. Era un fake, José Luis salió a poco con un video desde Londres, diciendo que estaba más vivo que nunca, y que no sean mala leche para andarlo enviando ya a un panteón español, hubo algunos que le cantaron su rola: y se marchó… Bueno pues está bien y que bueno que siga aportando. Por allí salió a relucir que aquella rola de ¿Y cómo es él? No era dedicatoria a nadie, era para Julio Iglesias cuando se separaba de Isabel Preysler, pero ya no se la dio y él la estrenó. Hay artistas que han hecho mofa de la muerte, por ejemplo, Enrique Guzmán en sus shows, a sus 80 años, se burla de la muerte, habla de ella y dice que ya lo está esperando, solo que aguante tantito y que no empujen. Y la gente se muere, pero de la risa. Hay escritores que le han hablado a la muerte. Borges uno de ellos. El comediante Groucho Marx, jugó con la vida y con la muerte, se habló mucho que en su lápida se había puesto un epitafio por él mandado a hacer: “Perdonen que no me levante”, pero fue leyenda, porque en su tumba solo está su nombre y una estrella de David, de los judíos. García Márquez también se burlaba de ella: “El miedo a la muerte lo tiene todo el mundo, pero más que miedo a la muerte misma es miedo al tránsito. Por eso creo que los más felices son los que se mueren de un infarto fulminante. En fin, creo que el miedo no es a estar muerto, sino a estar muriéndose”. Otra: “A la muerte se le tiene mucho miedo. O mucha confianza. La muerte es muy injusta. Es la única pregunta con respuesta, lo único a lo que, sabemos, llegaremos todos. Pero entonces, ya no estaremos aquí para hablar de ella”. Picasso decía: “No le tengo miedo a la muerte, le tengo miedo al avión”. Carlos Fuentes, que sepultó a un hijo, se quejó amargamente: “Qué injusta, qué maldita, qué cabrona la muerte que no nos mata a nosotros sino a los que amamos”. Lo único malo de la muerte es que es para siempre. Pero siempre nos espera, acecha como un ladrón en la noche, cuando llega intempestivamente, bienvenida, que no te deje mal herido o con secuelas de enfermedad que dure años. No le temo a la muerte, más le temo a la vida, diría la canción.
EL ADIOS A CARLOS BRITO
Desde que uno comenzaba a gatear o tenía uso de razón, Carlos Brito Gómez ya era priísta. Fue amigo de muchísimos gobernadores, de diputados, senadores, de todo aquel o aquellos que aspiraban a un cargo partidista. El consejo de Brito era necesario. Ayer murió, a sus 89 años, toda una vida en la política, y su familia lo expuso en un bello mensaje de despedida al padre y al abuelo. Descanse en paz, Carlos Brito Gómez.